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Aromaterapia puerto de luces

Te invito a conocer qué es y qué no es la Aromaterapia

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Gonzalo Spegazzini

Estrés

10 mayo, 2019 por Gonzalo Spegazzini Deja un comentario

Todos experimentamos el estrés en algún momento de la vida, y de acuerdo al modo en el que nos adaptamos o no habrá impacto en nuestra salud.

El estrés no solo actúa en el campo mental, sino también en el plano físico y emocional.

Corremos de una lado para otro, nos excedemos ejercitando en el gimnasio, pasamos por cambios de todo tipo y por si fuera poco, después de tanta pérdida de energía, solemos tener una pobre alimentación en nutrientes (vitaminas y minerales).

Si nuestro cuerpo no se adapta al estrés terminará por romperse.

A más estrés más fácil es que enfermemos. Es conocido que el estrés fisiológico y psicológico disminuyen la inmunidad. Existe una conexión muy grande entre nuestra mente, emociones y cuerpo que nos cuesta entender.

Tal es esta conexión que el estrés puede modificar el equilibrio hormonal, aumentar el azúcar en sangre provocando una diabetes de tipo 2, reducir la capacidad cognitiva, disminuir la memoria, provocar la pérdida de masa muscular, elevar los niveles de colesterol en sangre, disminuir la cantidad de glóbulos blancos (con lo que el cuerpo se vuelve menos resistente a todo tipo de infección), reducir la absorción de vitamina D y calcio (lo que indica a futuro una posible osteoporosis), provocar cambios en la presión arterial y el ritmo cardíado, llevar a la depresión, generar ansiedad, aumentar la sensibilidad al dolor, disminuir la agudeza mental, conducir a fuertes migrañas, provocar insomnio, tensión permanente, cansancio, dolores musculares, falta de concentración y situaciones tan graves como lo puede ser un cáncer.

La aromaterapia es una forma sencilla, segura y económica de poder hacer frente al estrés, en principio por la liberación de neuroquímicos en el cerebro provocada como respuesta por el hipotálamo.

Sin embargo los aceites esenciales más allá de su química molecular presentan aromas familiares que han quedado registrados en la amígdala y que podrían volver a conectarnos con muchísimos recuerdos y sentimientos de felicidad.

El estrés es positivo, ya que es una respuesta del organismo en un intento de asegurar nuestra supervivencia, que nos permite actuar ante situaciones inesperadas, poniendo a nuestra disposición toda nuestra reserva energética de manera de que podamos enfrentarnos a aquello que nos agrede, ¿Cómo? Poniendo todo nuestro cuerpo en estado de alerta.

Si logramos adaptarnos el estrés desaparece.

Ciertamente la reacción de cada uno frente al estrés es personal, por lo que depende mucho del momento y la persona en quien aparece.

¿Pero cómo es que puede ayudarnos la aromaterapia clínica en el manejo del estrés?

Existen muchísimos aceites esenciales que podrían ayudarnos en el manejo del estrés y para ello puedes valerte de algunos como los siguientes:

Abeto negro, Albahaca exótica, Bergamota, Cedro atlas, Incienso, Flor de azahar, Lavanda, Lavandín, Mandarina, Naranjo amargo,Rosa, Limón, Palo de rosa, Pino, Romero cineol, Ravintsara, Menta, Mejorana, Pomelo, Rosa, Jazmín, Manzanilla romana, Ylang ylang, Mirra, Laurel.

Para utilizarlos simplemente debes recurrir a una buena dilución, o aplicándolos en las medidas correctas en algún vehículo aconsejable, a fin de poder hacerlos ingresar al torrente sanguíneo.

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Cómo es que encontré una posible cura para muchos de los pacientes que quedan en estado de coma.

14 abril, 2019 por Gonzalo Spegazzini Deja un comentario

Gonzalo Spegazzini

Tal como lo he contado en otras oportunidades, muchas personas se acercan a mi a partir de sus angustias buscando encontrar consuelo y en la necesidad de poder hacer algo más por ese familiar o amigo a quien tanto aman, frustrados muchas veces ante el diagnóstico médico de no poder hacer nada para cambiar la situación.

Y este es el punto interesante en donde puede intervenir la aromaterapia clínica, porque debido a que la medicina convencional en muchos de estos casos en estado coma desconoce qué hacer, es que nos encontramos ante la necesidad de intentar desesperadamente probar con un último intento más.

Cuando digo que las plantas tienen un poder inmenso es porque se encuentran formadas por cientos de moléculas ( terpenos, fenoles, cetonas, aldehidos, etc.. ) o principios activos, cuya acción puede impactar profundamente sobre nuestros cuerpos.

¿Y cómo es que lo hacen?

Pues ayudándonos a recuperar nuestra capacidad de homeostasis natural.

Cuando se coloca un aceite esencial sobre la piel, éste ingresa luego de pocos minutos al torrente sanguíneo por medio de los capilares.

Sin embargo, no es la única vía por la que ingresan estas maravillosas sustancias, ya que también nos encontramos con la vía olfativa, y pues a través de ella también producen diferentes cambios.

Claro está como lo dije anteriormente que los cambios dependerán de las moléculas intervinientes en estas sustancias, pues no será lo mismo si de repente me encuentro con una planta con un alto grado de linalol, o acetato de linalilo por ejemplo, que si tiene un alto grado de eugenol.

Las plantas poseen muchas moléculas en su composición, y los aceites esenciales contienen muchas moléculas, algunos más de 200.

Deseo profundamente que la ciencia de la medicina tome en cuenta el poder e impacto que estas sustancias vegetales pueden tener sobre nuestra salud, ya que esto podría derivar en grandes avances en salud, con menores costos económicos, a la vez que podría ser de una forma placentera, amorosa y saludable.

Desgraciadamente poco es el lugar que se le ha dado a la fitoterapia, teniendo en cuenta su poder.

Claro está que a muchos no conviene que se sepan ciertas cosas, pues es más rentable gastar en remedios más costosos, llenando nuetros cuerpos de montones de principios activos, que dejan mucho más dinero que lo que pueda dejar la fitoterapia.

Por todo esto es que me encantaría que entre todos nos ayudemos para que justamente estas maravillas que tanto pueden hacer por nosotros salgan a la luz.

¿Cómo es que los aceites esenciales pueden ayudar en muchos casos de estado de coma?

Hace ya unos cuántos años atrás que vengo estudiando algunas plantas en detenimiento, especialmente por su inmenso poder sobre el sistema nervioso, y lo sorprendente o asombroso es que aquí no se tiene que tomar nada, sino simplemente utilizar las vías tópica y olfativa.

Ya son unos cuantos casos vistos y tratados por mi a lo largo de varios años, con diagnósticos de no poder hacer ya nada, que luego de haber sido atendidos y acompañados, se han recuperado de manera increíble. ¡Algo que ha dejado perplejos a varios médicos que no entienden nada acerca del tema! Sin embargo desde los hospitales en los que esto sucedió, tampoco se ha hecho nada por querer saber más acerca del tema..

Para ello utilizo un protocolo con cierta posología muy rigurosa que consiste en la aplicación de ciertas sustancias vegetales, a intervalos muy cortos de tiempo, tratando de hacerlas ingresar de este modo al torrente, a fin de que puedan ir actuando sobre la persona que se encuentra en este estado de adormecimiento.

La naturaleza nos ha brindado todo para poder estar saludables, sin embargo no prestamos la suficiente atención.

Mientras tanto me sigo encontrando en investigación. Luego de un par de estudios más, daré a conocer algunos de mis descubrimientos.

Por el momento ciertas pruebas no las puedo mostrar debido a una cuestión de cuidado a la privacidad de estos casos intervenidos.

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Diez beneficios del uso de aceites esenciales

4 diciembre, 2018 por Gonzalo Spegazzini 1 comentario

Beneficios del uso de aceites esenciales
Los aceites provenientes de las plantas han sido utilizados desde tiempos muy antiguos.
Algunas plantas, las plantas aromáticas tienen la capacidad de producir unas sustancias denominadas aceites esenciales.
Estos aceites esenciales una vez que ingresan a nuestro cuerpo tienen el poder de mejorar nuestras defensas, oxigenar nuestras células, aliviar todo tipo de molestias físicas y así como también emocionales.
Mejoran el aire que respiramos, atacando todo tipo de microorganismos y bacterias.
Calman y/o reducen el dolor.
Mejoran la productividad.
Favorecen una mejor comunicación.
Regulan nuestras funciones corporales.
Mejoran el sueño y nuestros hábitos para dormir.
Reducen el estrés, muchos de ellos regulan el nivel de cortisol.
Incrementan la oxigenación de las células corporales.
Mejoran la productividad.
Reducen la depresión.
Pueden cambiar nuestros estados de ánimo.
Regulan muchas de nuestras glándulas.
Desintoxican el organismo.
Mejoran nuestros tejidos.

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La pérdida de un hijo

29 noviembre, 2018 por Gonzalo Spegazzini Deja un comentario

 

 

De entre todas las circunstancias más dolorosas que pueden presentarse a lo largo de la vida, una de las más devastadoras suele ser la pérdida de un hijo.

 

Perder un hijo es algo realmente traumático que se manifiesta con muchas sensaciones entremezcladas. Por eso es primordial atravesar el duelo, para poder aceptarlo.

 

En el caso de un bebé que nace muerto, la frustración y el dolor pueden ser incluso mayor porque deja de haber un recuerdo vivo sobre el cual depositar la angustia.

 

La vida se ha robado la oportunidad de conocerle, de poder abrigarle, cambiar sus pañales, de experimentar sus miradas, sus respuestas, todo eso que tanto se deseó.

 

Es fundamental que ambos padres puedan permitirse conectar con el dolor de esta pérdida, darse la oportunidad de sostener en brazos a ese bebé, acariciarle, mimarle, basarle, abrigarle y protegerle aunque sea por ese único momento.

 

Ahora bien, volver a casa sin tu bebé cuando miras a muchos de esos otros padres con sus niños recién nacidos y sanos, puede ser incluso más duro todavía.

 

Un mundo de gente a la cual dar explicaciones, una casa vacía, un montón de ropa y de cosas con la que no saber que hacer, dos corazones llenos de dolor y los brazos vacíos.

 

Experimentar algo tan doloroso puede también ser un gran aprendizaje. Nadie tiene la vida comprada, sin embargo, aceptar esta pérdida no es fácil, por eso es crucial el apoyo mutuo.

 

Compartir algunos sentimientos entre la pareja, familia y amigos, hará seguramente que la carga sea más liviana, sin embargo es importante el trabajo de ambas partes con un buen profesional.

 

No todas las personas sufren su pesar de la misma manera, el dolor es personal y se siente diferente, tanto como los síntomas y consecuencias.

 

La sensación de dolor, el vacío, el shock, se esperaron muchos meses y de repente las cosas no salieron como fueron esperadas, la culpa y ese pensar que tal vez hiciste algo para que eso ocurra. la desesperación, y esa depresión profunda en la que te sientes atrapada en la infelicidad, sin salida que traiga alivio, marcada por esa sensación de que lo único que espera es el aniquilamiento y destrucción. El resentimiento, la amargura, la compasión de ti misma, el aturdimiento y la distancia, como si todo fuera irreal.

 

El miedo, ese sentir de que podrías volverte loca si no pones fin a este tormento.

 

El anclaje a lo que se ha ido, asociado a los recuerdos de lo feliz que podría haber sido todo.

 

El deseo de hablar una y otra vez acerca de lo mismo, sin poder ocupar los pensamientos por ninguna otra cosa.

 

La aromaterapia puede ser tu gran aliada a la hora de aliviar muchos de estos síntomas de angustia, dolor, y volver a comenzar.

 

El vetiver para calmar los pensamientos repetitivos, la lavanda para poner tus pies en la tierra y aliviar la angustia, la flor de tilo para encontrar ese abrigo calentito que falta y ayudarte a descansar mejor, el ciprés para la transición.

 

 

 

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Un pedacito de mi historia.

26 septiembre, 2018 por Gonzalo Spegazzini 1 comentario

Todo comenzó una noche fría de un 5 de Agosto, tan sólo tenía 13 años de edad y vivía en la ciudad de La Plata (Prov. de Bs As).

Hacía varios días atrás había escuchado hablar a Sara sobre Mónica y sus grandes conocimientos en el campo de las plantas aromáticas.

Ellas se habían conocido en un viaje de trabajo yendo a Inglaterra.

Así que el día 4 mientras mamá cocinaba me acerqué y le pregunté si cabía la posibilidad de que me lleve a escucharla.

Sus palabras fueron un NO, no y no.

¿Por qué? -pregunté en mi enojo al sentir no le importaba lo que le estaba diciendo.

-Porque dije que no y la cortás acá Gonzalo Rafael Spegazzini (forma en la que solía llamarme cada vez que me retaba).

Pero a decir verdad, como sus palabras no me resultaron muy convincentes, y ya estaba acostumbrado a escuchar el “no” de antemano ante cada pregunta que hacía sin dejar que la formule del todo, decidí no oírla.

Y al llegar la noche me propuse que iría como sea.

Tenía un sueño y sentía que mi oportunidad se pasaba a pesar de mi corta edad, por lo que no me la iba a perder.

Comencé a caminar y girar por toda la casa mientras pensaba en silencio, cosa habitual en mi cuando resuelvo algo en mi cabeza.

-Gonzalo! Te podés quedar quieto y sentar que me vas a volver loca con esa inquietud que tenés! ¿Por qué no usas esa energía para hacer las cosas que tenés que hacer como por ejemplo ordenar tus libros..?- dijo mamá.

-Ayyy… “que me prendía fuego esta mujer siempre con sus comentarios tan poco apropiados”.

Pero como siempre fui rebelde y solía escuchar mucho lo que dictaba mi corazón, una vez más pensé en mil estrategias para llegar a ese lugar.

Aunque todas me parecían imposibles de realizar.

-¿Cómo voy a ir? – me preguntaba a mi mismo.

Siempre fui un niño muy obsesivo, lo heredé de mis padres.

Y quizás ese señale motivo por el cual siempre sus dobles mensajes y sus NO sin motivo alguno nunca lograron convencerme a la hora de proponerme algo.

Así que esa noche vigilé que se durmieran y cuando eso sucedió me levanté en puntas de pie, tomé mi juego de llaves, mis ahorros (monedas y pequeños billetes) y con miedo y decisión caminé hacia calle 44 para tomar el primer micro que me llevaría a Buenos Aires capital.

Iba con tan sólo una servilleta en la que había anotado una dirección, una mochila y un cuaderno Rivadavia.

Estaba nervioso y apurado, necesitaba llegar a San Isidro y eran las 4 am.

A la vez me sentía lleno culpa, estaba haciendo algo que no me permitían.

Pero una fuerza se había apoderado de mi, la misma que me mantiene vivo y que al día de hoy a veces no me deja dormir.

La llaman deseo.

Así que una vez llegué a Retiro me acerqué a un hombre que vendía diarios y pregunté como llegar.

El mismo me indicó tomar un tren hasta Boulogne, bajar, tomar 2 micros más y luego caminar 3 cuadras en derecho.

Debía llegar antes de las 9 am. o llegaría tarde.

Pero todavía era de noche y las caras en la oscuridad de quienes pasaban me asustaban.

Aún así, nada me detuvo.

Debía encontrar a Mónica.

Nadie sabía lo que significaba para mi ese encuentro.

Llegué a las 8.30. Faltaba media hora pero mi ansiedad era tan grande que sentí que los minutos no pasaban.

Al llegar miré el reloj y esperando el segundero marcara la hora en punto, toqué el timbre. Una mujer salió a atenderme.

-Hola chiquitín- dijo ella

-Hola susurré

Y mirándome a los ojos y sonriendo dijo:

-¿Qué hacés por acá?, ¿Dónde están tus padres?

-En mi casa contesté.

-¿Y dónde está tu casa?

-En La Plata.

-¿Pero saben que estás acá?

-¡No!, respondí, pero sé que tenía que venir como sea y no me iban a dejar. Si se enteran me matan -contesté con un gran nudo en la panza-.

Así que muy amablemente me abrió la puerta y me invitó a pasar.

Primero entré a un jardín maravilloso en el que vi las flores más bellas que jamás había visto.

Mis sentidos se llenaron de gozo, mis ojos de lágrimas y una corriente helada atravesó mi cuerpo.

Subí unas escaleras y en ese instante sentí que algo se movilizaba muy fuertemente en mi.

No sabía si reír o llorar, estaba muy emocionado.

En el aire se podía sentir el suave y delicado aroma de la Lavanda.

Estaba allí, lo había logrado sólo, después de semejante miedo a perderme y terminar en cualquier lado.

¿Qué te trajo por aquí Gonzalo?, -ella me preguntó-

-Sé que esto es lo que más quiero en la vida -contesté-, y si me perdía esta oportunidad quien sabe cuando la volveré a poder encontrar.

-Veo que eres un niño muy decidido, eres muy pequeño para estar aquí sin permiso de tus padres, pero yo me puedo responsabilizar de si te pasa algo.

Sin embargo muy amorosamente me dejó ser.

Pasé todo un día entero allí, aprendí muchas cosas valiosas que quedaron atesoradas en mi corazón.

Era uno de mis primeros contactos con la Aromaterapia en presencia de alguien así frente a mi.

El taller terminaba a las 18 hs. Momento en que el sol ya se ocultaba.

Al finalizar, una mezcla de sensaciones todas justas invadieron mi ser. Miedo por no saber como volver a mi casa en La Plata, éxtasis porque había pasado la tarde más maravillosa de mi vida y culpa por no haber cumplido con las normas de mi hogar.

Pero como todos me habían visto muy decidido a pesar de mi corta edad y ser el único que respondía bien a las preguntas no sólo que quedaron impactados, sino que se enternecieron y me llevaron a la terminal camino de vuelta.

Desde ese entonces y para siempre, supe que había encontrado mi vocación.

Llegué a mi casa, y cuando llegué mamá estaba rezando el Rosario.

Al entrar oí a mamá decir que si podía oler el aroma a Rosas que había invadido la casa, me preguntó si había echado algo, le contesté que no.

Me dispuse a sentarme a la mesa callado la boca, mamá me miró a los ojos y me dijo ¿dónde te estuviste todo el día?, así que me persigné haciéndome la señal de la cruz y pedí a María en mi silencio que mamá no me rete ni se entere nunca lo que había hecho.

Algo me había quedado muy en claro, sabía que quería sentir eso que había vivido aquella tarde para el resto de mi vida.

Pasó el tiempo, y ese contacto con esa magia me siguió envolviendo durante años, sumado a mi sed de conocimiento, curiosidad y muchas ansias de querer cambiar el mundo.

Fueron años que seguí alimentándome de aquella tarde de éxtasis que había elegido vivir, cada vez que la recordaba podía volver a ese instante nuevamente.

Sentí por momentos no iba a poder lograrlo, no contaba con el apoyo de nadie.

Era bisnieto de uno de los más grandes botánicos de la historia y mi familia no se dignaba a brindarme una mano.

El tiempo y los años me llevaron a descubrir que cada vez que los necesitaba no estaban, y eso, me facilitó hallar otras herramientas que desconocía en mi.

Comprendí que me tenía a mi mismo. Y descubrirlo me llevó a encontrar parte de un gran potencial.

A medida que fui entrando en la pubertad comencé a sentir un vacío muy grande, y a sentir una sensación muy extraña. Algo así como el alma helada, algo que desde lo físico venía como un frío que me dejaba a veces duro y paralizado y que tal vez no era real, pero yo lo sentía así.

Me juré ser el mejor en todo lo que hacía, ya que para ser tenido en cuenta en mi hogar debía ser un niño 10. Como lo eran mis padres, con tres carreras hechas cada uno y premiados ambos por sus destacables promedios.

Llegó Octubre- Noviembre de 1998. Y me tocaba ser abanderado de la Bandera nacional (mejor promedio) y de la bonaerense (mejor compañero, elección que hacían mis compañeros del curso).

En ese entonces mis padres se estaban separando mediante un juicio y se vivía un clima muy tenso.

Pero había logrado que ambos al menos ese día me mirasen.

En medio del acto escolar y con la bandera encima comencé a temblar de la fiebre. Mientras tanto la directora anunció que según una estadística en la que se habían estimado los mejores promedios de los mejores colegios vendría con un gran regalo.

No sólo era el ganador del resultado final, sino que el premio que me otorgaba la municipalidad de la plata era pasar una tarde con Dalai Lama (premio Nobel de La Paz) debido a mi esmero y solidaridad y a posterior, una entrega de un diploma que me sería dado por el mismo.

Pero algo opacó esa escena, yo estaba lleno de odio contra mis ambos padres, y sentía habían ido a figurar.

Mamá no paraba con los flash y sus fotos, y entre medio de tantas miradas puestas sobre mi comencé a sentir que no quería estar allí.

Así que como mecanismo natural y producto de mi estado se me bajó la presión, lo que me ayudó a huir de escena.

Me llevaron a casa con mi madre, y esa noche tuve una gran convulsión, ya había tenido varias pero más separadas en el tiempo.

Me recuperé al otro día y fui a La Municipalidad de La Plata a cumplir con lo esperado por todos.

Al día siguiente me invitaban a pasar el día completo con con Dalai Lama y recibir ese mencionado premio que me otorgaría en el pasaje Dardo Rocha, pero otra convulsión muy fuerte arruinó mi noche dejándome con una sensación tan fea que le dije a mamá que si volvía a sucederme no quería vivir más.

Y así y con los años empecé a tenerlas en distintos momentos y cada vez más y más intensas.

Estaba triste, en casa no había buen clima.

Mamá vivía angustiada y deprimida, y tenía y solía ponerse muy violenta cada vez que se encontraba frente a sus vacíos, mientras que papá un verdadero psicópata muy rico y poderoso aprovechaba la situación e intentaba llevarla a sus extremos.

Mamá se había convertido en lo que en psicología llamamos su COMPLEMENTARIA.

Se hacían juicio, y luego cenaban en los mejores restaurantes como si nada había pasado.

Se decían cosas horribles y luego fingían ante los demás que nada pasaba.

Así que comencé a tener problemas más serios por no aceptar mantener este control sobre mi.

Papá era muy violento, y sus golpes había dejado grades secuelas en mi cerebro.

Además de un gran odio contra él, que se alimentaba con los obligados encuentros a los que me sometían.

Pero con el pasar del tiempo comencé a enfocar toda mi energía en mis proyectos. Mamá siempre vivía enferma y sin darse cuenta me utilizaba de enfermero, lo que no me permitía hacer la vida de cualquier niño de mi entorno.

Pero aprendí mucho de estas cosas. Así que con mi poca capacidad para poder entender que el amor no pone condiciones, seguí luchando en mi intento de querer siempre sostener el papel de seguir siendo el mejor.

Y para sostener esto no dormía mientras que me tragaba todo libro que pasara ante mis ojos.

Ufff que fueron años duros aquellos, y mi escape se encontró siempre en la lecto-escritura y la música.

Solía leer todo el día además de andar con un discman casi pegado al cuerpo, era mi manera de crear mi mundo en medio de tanta locura.

Pero algo sucedió que cambió mi vida para siempre, me salió una beca para ir a estudiar al exterior, pues había sido seleccionado en un trabajo presentado a la Universidad, y eso abrió puertas que no sabía cambiarían mi vida para siempre.

Utilicé ese tiempo para formarme con cuanto profesional pude, me inscribí en la carrera de aromaterapeuta clínico, algo que siempre había deseado y me formé con algunos psicólogos que me brindaron montones de herramientas y recursos para mi posterior trabajo.

Y he de aquí que sin saberlo ni pensarlo terminé recibiéndome un 5 de Agosto años después.

Pasó el tiempo y junto a ello y con un gran trabajo en mi, logré curarme de todo lo que me aquejaba. Sí señor, hoy desde hace muchos años hago una vida totalmente normal y sin ninguna medicación para nada.

Los aceites esenciales no sólo trabajaron en mi a nivel sistema nervioso, sino también moviendo emociones que no quería ni deseaba revivir. Logré abrazarme con mis sombras, aprendí a quererme como nunca nadie me lo había enseñado, y a soltar un poco el control.

Empezar a amarme significó muchas cosas en mi vida, tenerme en cuenta, darme tiempo, dejar de ponerme condiciones para aceptarme, tenerme paciencia, cocinarme rico aunque comiera solo, darme tiempo para el ocio y el descanso, valorar mi tiempo y lo que hago, juntarme con gente que me nutra, aceptar mis vacíos para dar lugar a otros encuentros, etc.

Y así mi vocación me levantó de las cenizas, resurgí de nuevo, convertí mis infiernos en vida, mis tragedias en anécdotas, mis tristezas en alegrías, mis traumas en aprendizajes y mis miedos en valor.

Y este es un cachito de mi historia.

Tan solo el que decido rescatar…

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