
¿Alguna vez te has levantado de la cama con la sensación de no haber descansado?
Algo así como si la vida te hubiera pasado por encima.
Sabes te aguarda un largo día y te esperan muchas obligaciones por cumplir, pero tu cuerpo no te responde.
Tienes en claro que necesitas un cambio, pero te preguntas como podrías hacerlo si acaso no tienes tiempo para nada.
La realidad es que hasta que no tomes las riendas de tu vida y decidas actuar en consecuencia, todo seguirá siendo del mismo modo y tú sufriendo la presión de las obligaciones.
Cuando el cuerpo se desequilibra surgen síntomas y muchas veces, me atrevo a decir que la mayoría, intentamos anularlos queriéndolos hacer desaparecer con algún fármaco o distracción.
El cuerpo nos habla y si no le escuchamos genera síntomas más fuertes con la intención de hacerse oìr.
Ahora bien, tomar decisiones no siempre es fácil, ganar algo implica soltar algo también y a veces eso nos angustia.
¿Pero por qué nos angustia? Porque sentimos miedo a fracasar. El futuro es incierto y querer controlarlo todo hace que te sientas cada vez más descontrolado.
Adaptarnos a los cambios no es nada sencillo pero cuanto más te resistas más sufrirás.
Lo primero que debes hacer para cambiar es tomar consciencia y comprometerte contigo mism@ y tu proceso.
Quererte es cuidarte, y cuidarte es tenerte en cuenta a ti y tus necesidades.
No puedes decir que te amas si constantemente te haces daño, pero como tampoco quiero que te enrosques, no me voy a detener en este tema.
Así que quiero proponerte un plan, y para ello deberás hacer alguna renuncia.
Lo primero que necesitarás será hacer un par de ajustes.
Paso número 1:
No puedes comenzar el día con energía si no te alimentas bien. Así que te propongo dejes de lado la comida chatarra y empieces a alimentarte saludablemente, comer sano no tiene nada que ver con hacer una dieta rica en harinas refinadas, enlatados, azúcares y gaseosas.
Paso número 2:
Bebe cantidad suficiente de agua, pues si no lo haces tu cuerpo no solo se deshidratará sino también terminarás haciendo daño a tus riñones.
Paso número 3:
Haz un poco de ejercicio, no hace falta que revientes, tan solo 20 minutos pueden ser suficientes para oxigenar tu cuerpo, conectar con otras cosas y descargar un poco el malestar. Puedes bailar, correr, o simplemente pedir a algún profesional te arme una rutina.

Paso número 4:
Acuéstate temprano, descansa lo suficiente, pero trata de relajarte para hacerlo. Unos pocos minutos de descanso con el cuerpo relajado pueden ser mucho más valiosos que dormir toda la noche.
Para ello te aconsejo te recuestes cómodamente y te enfoques en respirar unos minutos por la nariz, sintiendo como sueltas el aire lentamente.
Vendrán mil pensamientos a tu mente, déjalos correr, sigue enfocad@ en tu respiración.
Utiliza aceites esenciales ricos en linalool y limoneno. Te ayudarán a bajar la ansiedad y el estrés. Lavanda, mandarina, limón, bergamota.
Si te cuesta dormir recuerda que tienes otros aceites esenciales muy beneficiosos como el vetiver, la mejorana, el palosanto, la flor de tilo.
Si quieres aprender un poco más a utilizarlos te invito a este taller online que estaremos dando este próximo Sábado 9 de Mayo.
Deja una respuesta