
En tiempos de pandemia, el estrés se encuentra cada vez más presente entre nosotros. El número de casos con dificultades para dormir ha ascendido indiscriminadamente y esto no es casual, adaptarse repentinamente a tanto cambio requiere ser consciente de las herramientas que tenemos, sin perder de vista que lo que vemos es tan solo una percepción de cómo sentimos y habitamos el mundo.
El insomnio tiene que ver con una dificultad para dormir o permanecer dormido. Existen distintos tipos de insomnio y distintas causas que pueden ir desde la angustia y estado de alerta o amenaza a incluso alguna problemática física. El sueño es manejado por una hormona denominada melatonina, secretada por la glándula pineal y sintetizada por distintos órganos y tejidos corporales.
Según varios estudios científicos y ensayos clínicos, algunos aceites esenciales poseen un efecto similar e incluso mejor que las benzodiacepinas (principios activos cuya acción disminuye la excitación neuronal y que tienen un efecto antiepiléptico, ansiolítico, hipnótico y relajante muscular) a la hora de tratar esta problemática.
Hasta donde sabemos allá por el año 1973 en Bulgaria, Atanassova-Shopova encontró que el linalol y el terpineol presentes en la Lavandula angustifolia tenían un efecto depresor sobre el sistema nervioso central (SNC).
En 1980 la enfermera Helen Passant, introduce los aceites esenciales en el hospital de Churchill en Oxford (Inglaterra), donde descubre como sus pacientes logran conciliar el sueño al reemplazar los analgésicos y sedantes por Lavanda y Mejorana.
Posteriormente y ya hace de esto unos 33 años de esto (1988) Robert Tisserand hace mención a que el aceite esencial de Lavanda supera a las benzodiazepinas a la hora de tratar el insomnio sin los efectos adversos que poseen estas otras.
1991 en Alemania Bachbauer descubre el efecto sedante de la lavanda a través de la inhalación en una investigación hecha con ratones a los que primeramente se les introdujo cafeína.
1994 en Japón, Yamada descubre en un estudio realizado con ratones que inhalar lavanda a través de su aceite esencial posee un efecto anticonvulsivo.
1995 Elisabetsky descubre los efectos hipnóticos y anticonvulsivos del linalol presente en la Lavandula angustifolia.
2009 Moura Lincke reafirma otras investigaciones anteriores al demostrar que el linalol, induce el sueño en los ratones
Al día de hoy la industria farmacéutica se vale no solo del uso de benzodiazepinas (medicamentos psicotrópicos que actúan sobre el sistema nervioso central y poseen efectos sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, anticonvulsivos, amnésicos y miorrelajantes), sino también de las no benzodiazepinas, agonistas del receptor melatonina, reguladores circadianos, etc.., pero sabemos que también existen grandes y peligrosas consecuencias para el organismo con el uso de estas sustancias.
Algunos ejemplos de ellas son:
Valium, Prosom, Dormalin, Halcion, Ativan, Dalmane, Mogadon, Clonazolam, Flubromazolam, Meclonazepam,Lunesta, Sonata, Rozerem, Xanax, Tranxene, Paxipam, Serax, Doral, Central, Zolpidem, Restoril (diazepam, estazolam, quazepam, oxazepam, prazepam, triazolam, lorazepam, flurazepam, nitrazepam, eszopiclone, zaleplon, ramelteon, edluar, temazepam).
¿Por qué utilizar Lavanda entre los aceites esenciales posibles?

Hoy en día sabemos que la lavanda es reguladora del sistema nervioso, calmante, sedante, potente antiespasmódica, ansiolítica, analgésica, anticonvulsiva, e incluso neuroprotectora gracias a un principio activo denominado acetato de linalilo, un tipo de éster con diversas e importantes propiedades. Pero pensemos que un aceite esencial guarda un gran número de moléculas en su composición trabajando entre ellas de manera extraordinaria y en sinergia. Algunos de ellos poseen incluso más de 200 moléculas en su composición, un tesoro invaluable que nos regala la naturaleza.
El efecto beneficioso de la aromaterapia sobre el insomnio viene dado en principio porque ciertos aceites esenciales poseen acción relajante gracias a algunos de sus principios activos, lo que puede aliviar el estado de alarma incluso a lo largo del día, algo sumamente necesario en estos tiempos en donde abunda el miedo, la angustia, la tristeza, la desesperanza y la depresión. Los AE que contienen ésteres como acetato de linalilo, formiato de geranilo, antranilato de metilo y alcoholes monoterpénicos (linalol, geraniol, alfa-terpineol…) son los más activos. Para una acción más sedante buscamos aceites esenciales que contengan: citrales (aldehídos monoterpénicos, aroma de limón); derivados del nitrógeno (antranilato de metilo, éster de nitrógeno); linalol (alcohol monoterpénico); ésteres monoterpénicos.
Los aceites esenciales tienen varias formas de uso y aplicación:
A) Vía olfativa: la volatilidad de los aceites esenciales permite el ingreso de los mismos simplemente a través de la inhalación, una manera muy sencilla de aplicar la aromaterapia. Al respirar, los principios activos de los aceites esenciales entran en contacto con la mucosa olfativa (nariz, garganta, pulmones). A través de estas inhalaciones y dependiendo de los principios activos presentes en el aceite esencial
respirado, el sistema límbico ordenará la secreción de hormonas, neurotransmisores (hormonas cerebrales), etc. Este método podemos utilizarlo para todo tipo de problemas o infecciones ORL (otorrinolaringológicas: angina, rinitis, rinofaringitis, otitis, sinusitis), así como también en afecciones de origen nervioso.
Para ello recomiendo utilizar un trozo de papel o algodón al que le aplicamos entre 1 a 3 gotas de aceite esencial puro para respirar durante unos minutos. También se puede esparcir a través de algún difusor de AE en frío, o simplemente con algún colgante aromático (ánfora) al que agregaremos alguna gotita de AE. El tiempo de uso puede variar de 3 a 8 semanas a medida que vayamos viendo una mejoría.
B) Vía tópica: a través de la vía cutánea aplicamos los aceites esenciales directamente sobre la piel. Esta vía de administración es una de las preferidas y más utilizada ya que es muy bien tolerada y permite un rápido ingreso de los AE sin peligro siempre y cuando se respeten las condiciones necesarias. La llegada a la sangre es muy rápida, en 1 minuto varios de los principios activos habrán llegado al corazón para ser distribuidos desde allí a todo el organismo. Algunos aceites esenciales presentan riesgo al exponerse al sol siendo fotosensibilizantes (debido a la presencia de unas moléculas denominadas furanocumarinas), lo que podría producir fuertes manchas y quemaduras por exposición a los rayos solares. Otros son dermocáusticos, motivo por el cual siempre es recomendable antes de cualquier aplicación sobre piel diluirlos en algún aceite vegetal o vehículo conveniente. Esta vía presenta una muy baja toxicidad en comparación con la vía oral.
En este caso deberemos tener cuidado de aplicar los aceites esenciales previamente diluidos como corresponde con algún vehículo que lo permita como pueden ser los aceites vegetales (Jojoba, Palta, Almendra dulce, pepitas de uva, etc.). Cuando se aplica un aceite esencial sobre la piel, éste pasa a través del tejido cutáneo, hasta llegar al torrente sanguíneo (capilares y venas). Luego se difunde por todo el cuerpo. Por tanto, su acción puede ser local, pero también puede afectar a todos los órganos. Debido a la solubilidad de los compuestos aromáticos en sustancias grasas el pasaje transcutáneo es muy rápido (aproximadamente entre los 10 minutos y las 2 hs posteriores a su aplicación).
Para ello podemos diluir en una cucharadita de aceite vegetal ( 5 mililitros ), 5 gotas de algún aceite esencial sedante y relajante. Mezclamos bien y a continuación colocamos unas gotas en antebrazos, pliegues de codos y rodillas, muñecas, pecho, pies y plexo solar a fin de ayudar a ingresar parte de estos AE a nuestro torrente sanguíneo (los AE penetran más rápido cuando son aplicados en áreas donde la piel es más delgada o hay una mayor cantidad de vasos sanguíneos).
. El tiempo de aplicación puede ir de 3 a 4 semanas en función de cómo nos vayamos sintiendo.
C) Vía oral: algunos aceites esenciales (no todos) se pueden tomar previamente diluidos en miel, aceite o las cápsulas en gel que se desarrollan para estos usos, mas nunca por ningún motivo podrán ingerirse en estado puro. La vía oral es muy utilizada en Francia por médicos y profesionales de la salud capacitados en aromaterapia clínica para tratar infecciones internas, ya sean respiratorias, digestivas, ginecológicas o urinarias. En este caso tendremos cuidado con aquellos AE que sean nefrotóxicos, neurotóxicos e incluso abortivos ( cetonas ). Y este es el motivo por el cual en general queda esta última intervención en manos de algún médico cualificado especializado en aromaterapia clínica. Para el caso no podremos pasarnos de los 225 mg por día (medidas para un adulto) diluidos en la base correspondiente y repartidos en tres tomas de 75 mg cada una. En este último caso no sobrepasar las tres semanas de ingesta.
Entre los AE recomendados para tratar el insomnio se encuentran la lavanda (Lavandula angustifolia), mandarina (Citrus reticulata), vetiver (Vetiveria zizanioides), mejorana (Origanum majorana), flor de tilo (Tilia vulgaris), geranio (Pelargonium var. asperum), ylang ylang (Cananga odorata), neroli (Citrus aurantium var. amara), comino negro (Nigella sativa), palo de rosa (Aniba roseadora) y el petitgrain (Citrus aurantium L. ssp. amara) como algunos de los aceites que pueden mejorar nuestro sueño.
Si te gustó y querés saber más acerca de la aromaterapia clínica te invitamos a nuestro diplomado!!
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