Una noche como ayer pasadas las 00.00 hs. de hace unos cuantos años atrás sufría la crisis epiléptica más fuerte de toda mi vida.
Esa noche, calurosa y estrellada, pasaba uno de los mejores momentos de mi vida, cuando de repente me quedé ciego y sin poder respirar dejé de ver.
La desesperación que sentí al no poder ingresar el aire a mis pulmones aún todavía la recuerdo.
Fue tan fuerte y de tanto tiempo que hasta rompí mis muelas en la crisis convulsiva.
Y así fue que me debatí entre la vida y la muerte, pero le gané y por mucho tiempo tal vez.
Esa noche se me regaló una oportunidad más, la de seguir viviendo, pero no para que sea en vano, sino para cambiar muchas cosas.
Y así fue que me propuse algo grande, algo tan grande que jamás creí que iba a lograr.
Y el deseo de mi alma y esas cosas que no entendemos me llevaron a lograrlo de una manera increíble.
Trabajé muy duro en mi, poniendo lo mejor, a pesar de a veces no serme sencillo. Al punto de que como resultado logré curarme a mi mismo.
Contrariamente a lo que plantearon mis médicos dejé todo lo que tomaba y decidí sólo escucharme a mi, y poner en práctica todo lo que había aprendido durante tantos años de formarme.
Los aceites esenciales y el poder que han tenido en mi, me devolvieron no sólo la vida, sino la capacidad de curar hasta ciertas lesiones cerebrales que me habían quedado, y así fue como los neurólogos que me atendían quedaron perplejos al ver lo que sucedía en mi cerebro.
Pasar por esto ha sido el regalo más grande que la vida me otorgó, a pesar del sufrimiento, pues me dejó tantas enseñanzas.
Aprendí a valorar la salud, el tiempo y mis días. A poner mi energía en las cosas importantes, a no quedarme con las ganas de abrazar a nadie, y entender que cada día tenía la oportunidad de elegir vivirlo como el último o como un día más, pero por sobre todas las cosas aprendí a vivir de otra manera.
Y así fue, contrariamente a lo que todos mis médicos dijeron logré revertir la situación, al punto de ya no tener nada ni tomar ya más nada.
Y por eso mismo es que creo que llegó la hora de devolver algo de todo lo recibido.